¿Quién no tenido al menos una vez el sueño de cambiar el mundo para hacerlo un lugar mejor, más justo?
La mayor parte de las personas son buenas personas, independientemente del papel que tienen en la sociedad. Estoy seguro de que a muchas de ellas, cuando eran jóvenes les tocó escribir una redacción sobre la paz del mundo o algo por el estilo. Al crecer, han perdido la memoria de aquel sueño y han dejado espacio al cinismo pero, en el fondo, detrás de cada obrero, de cada artesano, de cada empleado estatal, de cada corredor de bolsa o de cada emprendedor, está todavía aquel joven que sueña con hacer del mundo un lugar mejor.
Yo he probado a dar de nuevo voz a ese joven empleando parte de las energías de la empresa en proyectos sociales internos y externos a la actividad, planteándome la ambición y la responsabilidad de ser un ejemplo para otros emprendedores y empleados.
Maurizio Iannuzzi